Lo que nunca te cuentan sobre la privacidad en videollamadas y la agenda de tus clientes (ni en Brave Call)

¿Dejarías la puerta de tu casa abierta con tu agenda de clientes sobre la mesa del salón? Pues eso es lo que haces si no te tomas en serio la privacidad en videollamadas y la gestión electrónica de tu base de contactos. A ver, no se trata de paranoia. Se trata de coherencia. De hacer bien las cosas cuando usas herramientas digitales para conectar con tu gente. Si usas algo como Brave Call o similares, hoy te hablo clarinete.

El falso confort de la pantalla

Haces una videollamada, charlas con un cliente, pasas a otro y luego a otro. Todo muy dinámico. Pero, ¿te has parado a pensar cuántas cosas salen de tu boca delante de una cámara que podrían valer su peso en oro? No te hablo solo de lo “confidencial”, también de lo comercial. Decir lo que no deberías en el momento menos oportuno puede salirte caro. Más caro que un mal trimestre fiscal.

Las herramientas como Brave Call presumen de ser seguras… hasta que no lo son. Por eso es importante revisar su política de privacidad, meterle el dedo a fondo, no solo fiarse del color bonito de su interfaz. Porque bonito no siempre significa seguro, ni mucho menos ético.

Haz una prueba: revisa qué permisos das a cada herramienta con la que interactúas y pregúntate si de verdad hace falta entregar medio DNI para hablar 20 minutos con un cliente. La respuesta es más simple de lo que crees.

Tu agenda: oro puro para los listos

Cuando gestionas la agenda de tus clientes desde herramientas genéricas y gratuitas, el coste real no es cero. Es tu información. Sus datos, sus preferencias, sus tiempos… y tus oportunidades. Porque si tu agenda está poco protegida, a alguien ya se le ha ocurrido cómo sacarle partido. Y no, no es un chiste.

Lo dicho: de puertas abiertas nada. Trabajemos bien. Usa plataformas que permitan cifrado de extremo a extremo, evita sincronizar con nubes que no controlas, y ten cuidado con las apps instaladas en el móvil que se integran “muy cómodamente” con tu calendario. Porque comodidad y seguridad rara vez bailan juntas en esta fiesta.

Y por si necesitas visualizarlo todo clarito, aquí tienes un vídeo que no tiene desperdicio. Dale al play sin miedo:

Hazlo bien o no lo hagas

Ya no vale con tener un antivirus y que “nadie se entere”. Necesitas un protocolo. Un sistema. Y sobre todo, la mentalidad de que los datos de tus clientes valen más que tu coche nuevo. Porque puedes cambiar de coche, pero cuando pierdes la confianza de un cliente… buena suerte reconstruyendo eso.

Así que mírate bien con qué herramientas trabajas. Explora opciones como Brave Call si encaja con tu proyecto, pero sobre todo, no tomes atajos. La seguridad bien hecha ni es cara ni es ciencia de cohetes. Solo exige atención, y un pelín de sentido común.

¿Tienes dudas sobre si estás cumpliendo con las normativas? ¿Crees que tu sistema cojea por algún lado? Pues ponte en contacto con nosotros y lo revisamos. Estamos aquí, cerquita, con café recién hecho y sin ganas de marearte con tecnicismos que no van a ningún sitio.

Llama hoy antes de la próxima videollamada. Que la puerta de tu salón digital merece una buena cerradura.

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